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lunes, diciembre 22, 2025
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    Cuidados invernales: El ABC para prevenir enfermedades

    Con la llegada de los frentes fríos, aumentan los casos de resfriados, influenza y otras infecciones respiratorias. Para reducir riesgos, conviene adoptar hábitos simples y consistentes: abrigarse por capas, mantenerse hidratado, reforzar la alimentación y actualizar vacunas.

    ¿Qué es el “ABC de los cuidados invernales” y por qué funciona?

    El “ABC” propone tres pilares preventivos que protegen de los efectos del frío sobre las vías respiratorias. Abrigarse bien reduce la exposición a cambios bruscos de temperatura; beber suficiente agua mantiene las mucosas hidratadas, reforzando la barrera natural contra patógenos; consumir alimentos con vitamina C apoya la función inmunológica. La clave está en la constancia diaria y en adaptar la rutina a las condiciones de la temporada.

    ¿Cómo abrigarse correctamente para evitar cambios de temperatura dañinos?

    Abrígate en capas para ajustar el calor según el entorno: una base térmica que absorba humedad, una capa intermedia que retenga calor y una capa externa que proteja del viento y la lluvia. Cubre cuello, cabeza y manos, puntos por donde se pierde temperatura con rapidez. Evita salir de lugares cálidos al exterior sin preparación y guarda un suéter o bufanda adicional para trayectos mañaneros o nocturnos. Si realizas actividad física al aire libre, calienta previamente y cambia ropa húmeda de inmediato para prevenir enfriamientos.

    CRÉDITOS: AGN

    ¿Por qué es importante beber agua en invierno aunque sientas menos sed?

    El clima frío reduce la sensación de sed, pero el cuerpo sigue requiriendo hidratación constante. Beber agua ayuda a mantener húmedas las mucosas nasales y la garganta, mejorando la defensa mecánica contra virus y bacterias. Establece metas sencillas: un vaso al despertar, otro a media mañana, uno a media tarde y uno por la noche. Complementa con infusiones tibias sin exceso de azúcar y sopas caldosas que aporten líquidos y electrolitos. Limita alcohol, ya que favorece la deshidratación y puede interferir con la calidad del descanso.

    ¿Qué alimentos con vitamina C conviene incluir y cómo integrarlos al día?

    Prioriza frutas y verduras frescas ricas en vitamina C: naranja, mandarina, toronja, kiwi y guayaba, además de pimientos, brócoli y col. Incorpora una porción en el desayuno (por ejemplo, fruta cítrica), otra en la comida (ensalada con pimientos y brócoli) y una colación vespertina (guayaba o kiwi). Combina con fuentes de proteína magra (pollo, pescado, leguminosas) y grasas saludables (aguacate, aceite de oliva) para mejorar saciedad y estabilidad energética. La variedad importa más que megadosis: distribuye las porciones en el día para un apoyo sostenido al sistema inmune.

    Créditos: frasesdelavida

    ¿Qué medidas adicionales ayudan a reducir contagios en espacios cerrados?

    Actualiza tu esquema de vacunación contra influenza y COVID-19 según indicaciones vigentes. Usa cubrebocas en ambientes cerrados o con alta concentración de personas, especialmente si convives con población vulnerable. Lava tus manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos o utiliza gel con base alcohol cuando no haya acceso a lavado. Evita tocar ojos, nariz y boca, y ventila hogares y oficinas abriendo ventanas unos minutos al día. Si presentas síntomas, reduce contacto social, descansa y busca atención médica oportuna para evitar complicaciones.

    ¿Cómo adaptar la rutina diaria para fortalecer defensas durante el frío?

    Duerme lo suficiente: el descanso es esencial para la respuesta inmunológica. Mantén horarios regulares de comida para evitar picos de hambre y fatiga. Incluye actividad física moderada, preferentemente bajo techo o en horarios templados, y realiza estiramientos para mantener circulación. Asegura una buena higiene del aire interior: evita humo, excesos de humedad y polvo acumulado. Organiza un “kit invernal” en casa y trabajo con cubrebocas, gel antibacterial, pañuelos, termos y una prenda extra, de modo que la prevención esté siempre a mano.

    Consulta a profesionales si presentas fiebre alta persistente, dificultad para respirar, dolor torácico, deshidratación evidente o si los síntomas no mejoran en 48–72 horas. Personas mayores, niños pequeños, embarazadas y quienes viven con enfermedades crónicas deben actuar con mayor precaución y seguir indicaciones específicas. No te automediques: un diagnóstico correcto orienta el tratamiento adecuado y evita complicaciones. La prevención es la primera línea; la atención oportuna, la segunda.

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