La Navidad es una de las celebraciones más universales del calendario, pero lejos de limitarse a un solo relato, esta festividad está envuelta en un sinfín de leyendas que varían según la cultura, el clima y la historia de cada región. Más allá de la figura clásica de Santa Claus o los Reyes Magos, existen relatos fascinantes que han sobrevivido al paso del tiempo y que revelan cómo cada pueblo ha interpretado el espíritu navideño a su manera. A continuación, te contamos sobre siete leyendas navideñas de distintas partes del mundo que demuestran que la magia de esta época adopta formas tan diversas como sorprendentes.
La Bruja Befana: la visitante nocturna de Italia
En Italia, la noche del 5 de enero está marcada por la llegada de la Bruja Befana. Según la tradición, esta anciana conoció a los Reyes Magos cuando buscaban el camino a Belén, pero rechazó acompañarlos. Arrepentida, salió a buscarlos cargando regalos para el Niño Jesús, sin éxito. Desde entonces, Befana recorre los cielos en su escoba repartiendo obsequios a los niños, con la esperanza de encontrarlo algún día. Para los italianos, Befana simboliza el arrepentimiento, la generosidad y la segunda oportunidad.

Krampus: el lado oscuro de la Navidad alpina
En contraste con la imagen bondadosa de Santa Claus, en Austria y otras regiones alpinas y nórdicas aparece Krampus, una criatura demoníaca con cuernos y cadenas. La leyenda cuenta que sale la noche del 5 de diciembre para castigar a los niños que se han portado mal. Actualmente, su figura se celebra con desfiles conocidos como Krampusnacht, donde personas disfrazadas recorren las calles, recordando que la Navidad también tiene un lado intimidante y moralizante.

Los Yule Lads: los trece visitantes de Islandia
Islandia cuenta con trece personajes navideños conocidos como los Yule Lads. Estos peculiares seres llegan uno por uno durante los trece días previos a la Navidad. Cada uno tiene una personalidad distinta, generalmente traviesa. Los niños colocan sus zapatos en la ventana y, dependiendo de su comportamiento, reciben dulces o pequeños regalos, o incluso objetos desagradables si se han portado mal.

El caganer y el tió de Nadal: tradiciones únicas de Cataluña
En Cataluña, España, la Navidad se vive con tradiciones muy particulares. El Caganer es una figura que se coloca en el pesebre y simboliza prosperidad y buena fortuna. Por otro lado, el tió de Nadal es un tronco que los niños alimentan durante diciembre y que, en Nochebuena, “defeca” regalos y dulces tras ser golpeado con palos mientras se cantan canciones tradicionales.

Spider’s Christmas: la leyenda ucraniana de las telarañas
En Ucrania, las telarañas navideñas tienen un significado especial. La leyenda cuenta que una familia pobre no pudo decorar su árbol, pero las arañas lo cubrieron con telas durante la noche. Al amanecer, estas se transformaron en hilos de plata y oro. Por ello, las telarañas simbolizan esperanza, abundancia y buena fortuna.

La Cabra de Gävle: una tradición que arde cada año en Suecia
Desde 1966, la ciudad sueca de Gävle construye una enorme cabra de paja como símbolo navideño. Sin embargo, casi todos los años es incendiada antes de Navidad, convirtiéndose en una curiosa batalla entre autoridades y vándalos. A pesar de los intentos por protegerla, su quema se ha vuelto parte de la tradición misma.

Mari Lwyd: el inquietante ritual navideño de Gales
En Gales, la tradición de Mari Lwyd consiste en una figura hecha con una calavera de caballo decorada con telas y cintas. Durante las fiestas, grupos la llevan de casa en casa cantando y desafiando a los habitantes a duelos de rimas. Esta costumbre mezcla humor, música y un toque de misterio ancestral.

Estas leyendas demuestran que, aunque las tradiciones navideñas varían enormemente alrededor del mundo, todas comparten un mismo fondo: la esperanza, la reflexión y el deseo de compartir con los demás. Ya sea a través de regalos, rituales o relatos fantásticos, la Navidad sigue siendo una celebración que une culturas, generaciones y creencias bajo un mismo espíritu de comunidad y amor.



