Entre las producciones más esperadas de Netflix para el cierre de 2024 se encuentra la segunda temporada de El juego del calamar, una serie que combina juegos infantiles con brutales pruebas de supervivencia. Aunque es ficción, la serie tiene raíces en hechos reales que reflejan las luchas sociales y económicas de Corea del Sur. A continuación, te contamos la historia detrás de esta aclamada producción.
La historia real detrás de El juego del calamar
Hwang Dong-hyuk, creador y director de la serie, ha revelado que su inspiración provino de múltiples fuentes, incluyendo cómics japoneses como Battle Royale y Alice in Borderland. Sin embargo, el trasfondo real que marcó la narrativa fue la huelga de Ssangyong en 2009, un evento que expuso la lucha de los trabajadores despedidos de una empresa automotriz en Corea del Sur.
El personaje principal, Gi-hun (Jugador 456), encarna la desesperación de aquellos que perdieron todo de la noche a la mañana. Según el director, El juego del calamar busca mostrar cómo personas comunes pueden enfrentarse a situaciones extremas en una sociedad que frecuentemente las abandona.

La huelga de Ssangyong inspiró El juego del calamar
En mayo de 2009, la empresa automotriz Ssangyong despidió al 40% de su plantilla, dejando a más de 2,600 empleados sin trabajo. Esto llevó a una huelga que duró 77 días, durante la cual los trabajadores ocuparon la fábrica en señal de protesta. El conflicto fue violento: la policía utilizó fuerza extrema para desalojarlos, lo que resultó en golpes, arrestos y, posteriormente, una crisis emocional para muchos de los involucrados.
Entre 2009 y 2014, se registraron más de 30 suicidios relacionados con el estrés y la desesperación vividos durante y después de la huelga. Este trágico contexto inspiró a Hwang Dong-hyuk para dar vida a los conflictos y sacrificios que vemos en la serie.
Juegos infantiles coreanos con un giro oscuro
Uno de los elementos más distintivos de El juego del calamar es su uso de juegos tradicionales coreanos, como “Luz roja, luz verde” y el propio juego del calamar, que da nombre a la serie. Estas actividades, que solían ser símbolo de inocencia, se transforman en pruebas mortales en un contexto de supervivencia extrema. Según el director, estas dinámicas son fáciles de entender, lo que permite al espectador centrarse en las emociones y decisiones de los participantes.
