En un contexto donde la libertad física está limitada, la expresión de la identidad se vuelve aún más poderosa. El pasado 25 de junio de 2025, la Cárcel Modelo de Bogotá fue escenario de una conmemoración profundamente significativa: la celebración del Día del Orgullo LGBTIQ+ dentro de sus muros. Más de 35 personas privadas de la libertad, que se identifican como parte de la población diversa, participaron en una jornada que fue mucho más que un evento simbólico: fue un acto de afirmación, visibilidad y resistencia.
Este espacio fue posible gracias a la colaboración entre el Ministerio de Justicia y del Derecho, el INPEC, el Grupo de Prisiones de la Universidad de los Andes y la organización Latente, que trabaja por los derechos de las personas en reclusión. A través de actividades culturales, intervenciones artísticas y testimonios, se construyó un momento de libertad simbólica en un entorno donde aún persisten la discriminación y la invisibilización.

¿Qué actividades se realizaron en la cárcel?
Durante más de un mes, las personas privadas de la libertad prepararon presentaciones artísticas que reflejaban su identidad, sus emociones y su derecho a existir sin etiquetas. La jornada incluyó:
- Actos culturales y performáticos
- Intervenciones simbólicas
- Participación de activistas y defensores de derechos humanos
- Una obra colectiva con la artista Ela Rincón, en la que se llenó la palabra “ORGULLO” con mensajes, dibujos y colores representativos del Pride
Esta obra busca convertirse en un símbolo de libertad colectiva dentro de un espacio históricamente marcado por la exclusión.
¿Por qué es importante celebrar el Orgullo en contextos carcelarios?
Valentina Díaz, directora del Grupo de Prisiones de la Universidad de los Andes, explicó que estos espacios son fundamentales para cuestionar estigmas y transformar los entornos penitenciarios en lugares de respeto y reconocimiento. “Escuchar, crear y compartir desde la diversidad abre caminos de empatía y memoria”, afirmó.
Por su parte, Vincent Pacheco, persona no binaria privada de la libertad, expresó:
“Este evento es una forma de alzar la voz. Nos recuerda que existimos, que resistimos y que merecemos ser respetades.”

¿Qué impacto tiene este tipo de iniciativas?
Silvana Espinosa, directora de la organización Latente, subrayó que conmemorar el Orgullo en prisión es reconocer las luchas históricas de las personas LGBTIQ+, incluso en contextos de encierro.
“Estar privados de la libertad no borra quiénes son. Su identidad y su orgullo siguen siendo motivo de lucha y reconocimiento.”
Este tipo de acciones no solo visibilizan a una población históricamente marginada, sino que también promueven entornos más humanos, donde la dignidad no se pierde tras los barrotes.