En tiempos donde la imagen personal se construye con filtros, discursos y estética cuidadosamente curada, ha surgido una figura masculina que genera conversación en redes sociales: el performative man. Este perfil se presenta como emocionalmente consciente, sensible y comprometido con causas sociales, pero detrás de esa fachada puede esconderse una desconexión entre lo que dice y lo que realmente hace.
La masculinidad está atravesando una transformación cultural profunda. Las expectativas tradicionales se desdibujan y emergen nuevas formas de expresión que buscan romper con estereotipos. Sin embargo, no todos los cambios son genuinos. En medio de esta transición, algunos hombres adoptan una versión “deconstruida” de sí mismos que, más que reflejar una evolución real, parece diseñada para encajar en una narrativa socialmente aceptada.

¿Qué significa ser un performative man?
El término performative man se refiere a hombres que adoptan una imagen emocionalmente abierta y progresista, pero cuya sensibilidad parece más una estrategia que una convicción. Hablan de feminismo, salud mental y justicia social, citan autores intelectuales y comparten contenido reflexivo, pero sus acciones cotidianas no siempre respaldan ese discurso.
Más que una transformación interna, lo que proyectan es una versión estilizada de sí mismos, diseñada para generar aprobación, validación y atractivo cultural. En lugar de rechazar los códigos de la masculinidad tradicional, los adaptan superficialmente para encajar en un nuevo modelo que sigue siendo funcional a su beneficio.
¿Cuál es el origen del concepto?
Aunque el término ha ganado popularidad recientemente, su raíz está en el análisis de cómo las personas construyen identidades públicas en entornos digitales. En el caso del performative man, se trata de una respuesta a la presión social por mostrar una masculinidad más consciente y empática.
Este perfil surge en un contexto donde ser emocionalmente disponible y socialmente comprometido se ha vuelto deseable. Pero en lugar de vivir ese cambio como un proceso profundo, algunos lo convierten en una estética: tote bags, vinilos, libros de filosofía, outfits cuidadosamente seleccionados y discursos que parecen sacados de un manual de activismo.

¿Cómo reconocer a un performative man en redes?
Detectar a un performative man no siempre es sencillo, pero hay señales que lo delatan. Su vulnerabilidad suele ser estratégica: se muestra frágil para generar empatía, pero evita conversaciones incómodas o asumir responsabilidades reales. En redes sociales, su discurso es impecable, pero en la vida cotidiana puede reproducir actitudes machistas o esquivar el compromiso emocional.
También destaca por su puesta en escena cultural: fotografía analógica, referencias intelectuales, estética minimalista y una narrativa personal que parece diseñada para una exposición artística. Todo esto construye una imagen atractiva, pero no necesariamente auténtica.
¿Por qué este fenómeno va más allá de una moda?
El performative man no es simplemente un impostor. Representa una tensión real en el proceso de transformación masculina. En una sociedad que exige nuevas formas de ser hombre, muchos se enfrentan a la dificultad de conectar con su vulnerabilidad sin perder estatus o control.
Este perfil pone en evidencia cómo el cambio puede convertirse en una coreografía, donde la sensibilidad se vuelve un accesorio más. Y aunque no todos los casos son iguales, es importante cuestionar si lo que vemos en redes refleja una evolución genuina o solo una estrategia de imagen.