El ponche de frutas es uno de los sabores más reconocibles de las fiestas en México: una bebida caliente, aromática y reconfortante que perfuma la casa con canela, cítricos y fruta madura. Más que un antojo, es un ritual que acompaña posadas, cenas de fin de año y reuniones familiares, con versiones que cambian ligeramente según la región y la disponibilidad de ingredientes.

¿Cuál es el origen del ponche y cómo llegó a México?
Aunque lo consideramos parte de nuestra gastronomía decembrina, el ponche no nació en México. Su raíz histórica se ubica en India: “pañc” (cinco) nombraba una mezcla base con cinco elementos —agua, azúcar, alcohol, limón y té— que viajó a Inglaterra, pasó a Europa y se adaptó en América con frutas locales y especias, transformándose en el ponche que conocemos hoy. En México, la receta evolucionó hacia una preparación sin alcohol por defecto, rica en tejocote, guayaba, caña y piloncillo, ideal para compartir en familia.
Ingredientes del ponche tradicional mexicano
La receta clásica privilegia fruta de temporada y especias cálidas. Para una olla grande (12–16 porciones), se utilizan:
- 4 a 5 litros de agua
- Tejocotes al gusto, previamente hervidos y pelados
- Caña de azúcar, pelada y cortada en bastones o rodajas
- Manzanas en gajos u octavos
- Guayabas partidas en cuartos
- Flor de jamaica
- Tamarindo
- 2 ramas de canela
- Piloncillo al gusto
- Opcional: anís estrella o clavo de olor
- Opcional festivo: un toque de ron al servir

Preparación del ponche navideño paso a paso
Primero se prepara una infusión con agua, canela y piloncillo hasta que este se disuelva. Los tejocotes se hierven aparte para poder pelarlos fácilmente y se agregan después. Luego se incorporan la caña, las manzanas, las guayabas, la jamaica y el tamarindo, dejando hervir a fuego bajo durante unos 30 minutos. El resultado es un caldo fragante y lleno de color. Finalmente, se prueba y se ajusta el dulzor según el gusto. Se sirve caliente en tazas, procurando repartir fruta y bastones de caña en cada porción.
¿Cómo lograr un ponche aromático y con buena textura?
La clave está en usar fruta madura, controlar el hervor para que no se deshaga y equilibrar la acidez de la jamaica con el dulzor del piloncillo. Dejar reposar unos minutos antes de servir ayuda a que las especias terminen de perfumar la bebida.

El ponche puede guardarse en refrigeración hasta por dos días en un recipiente tapado. Al recalentar, se recomienda hacerlo a fuego bajo para no sobrecocer la fruta. Los sobrantes pueden aprovecharse en postres como pudines, tostadas francesas o incluso como base para granizados si se enfría y se sirve con hielo.
En algunas variantes se añaden ciruelas pasas, cáscara de naranja o incluso chocolate de mesa para darle un giro más goloso. En otras, se reduce el piloncillo y se aumenta la jamaica para un perfil más ácido. Cada familia ajusta la receta según sus costumbres, lo que convierte al ponche en un símbolo flexible y entrañable de la temporada.



