En el mundo animal, pocas criaturas despiertan tanta fascinación como el ajolote. Este anfibio endémico de México no solo es un símbolo cultural y biológico, sino también un verdadero prodigio de la naturaleza. Su habilidad para regenerar partes de su cuerpo como patas, cola, corazón, médula espinal e incluso partes del cerebro ha capturado la atención de científicos de todo el mundo.
Originario de los canales de Xochimilco, en la Ciudad de México, el ajolote (Ambystoma mexicanum) es una especie que ha sido venerada desde tiempos prehispánicos. Su nombre proviene del náhuatl “Xólotl”, relacionado con el dios mexica del inframundo y la transformación. Hoy, más allá de su valor simbólico, este animal representa una esperanza para la medicina regenerativa.
¿Qué hace tan especial al ajolote?
El ajolote es un anfibio neoténico, lo que significa que conserva características larvales durante toda su vida, como las branquias externas y su capacidad acuática. Su aspecto simpático, con ojos redondos, cabeza ancha y una sonrisa permanente, lo ha convertido en un ícono de la biodiversidad mexicana.
Aunque su tamaño promedio ronda los 15 centímetros, algunos ejemplares pueden alcanzar hasta 30 cm. Sin embargo, su población ha disminuido drásticamente debido a la contaminación y destrucción de su hábitat natural, lo que lo coloca en peligro crítico de extinción.
¿Cómo logran los ajolotes regenerar partes de su cuerpo?
La capacidad regenerativa del ajolote ha sido objeto de múltiples investigaciones científicas. Según un estudio publicado en la revista Nature, el genoma del ajolote contiene aproximadamente 32 mil millones de pares de bases de ADN, lo que lo hace unas 10 veces más grande que el genoma humano.
Dentro de este vasto código genético, se han identificado alrededor de 23 mil genes que codifican proteínas esenciales para la regeneración.
¿Qué implicaciones tiene esto para la ciencia y la medicina?
El estudio del ajolote no solo es fascinante desde el punto de vista biológico, sino que también abre puertas a posibles avances en medicina regenerativa. Comprender cómo este animal activa sus genes para regenerar tejidos podría, en el futuro, ayudar a desarrollar terapias para curar lesiones medulares, regenerar órganos o incluso revertir daños cardíacos.
Aunque aún queda mucho por descubrir, el ajolote sigue siendo una fuente inagotable de conocimiento y esperanza para la ciencia.
