Una celebración a la memoria y un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido.
Pero ¿conocemos el origen de esta tradición?
En México la muerte también esta llena de colores gracias a nuestro tradicional papel picado, que son hechos a mano por nuestros artesanos, el cempasúchil que representa la luz al final del camino para las almas que nos han dejado, calaveras y catrinas.
Es un día lleno de historia y raíces, todo esto con el objetivo de honrar a nuestros muertos.
Un culto a la muerte
Los mexicanos encontramos una manera maravillosa para recordar a los seres queridos y familiares que ya no están en la tierra, estos son días muy especiales para nosotros.
Esta tradición comenzó en los pueblos prehispánicos en los que también se colocaban ofrendas (comida y flores). Desde entonces para nuestros ancestros la muerte era parte de un ciclo y para ellos el destino estaba marcado según su estilo de vida.
Con la llegada de los españoles y la colonización se añadieron diferentes elementos. Esto terminó siendo el reflejo del sincretismo de ambas culturas. Los pueblos indígenas y el catolicismo.
“Los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras; los indígenas le agregaron el sahumerio con su copal y la comida y la flor de cempasúchil (Zempoalxóchitl)”, según el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.
Las cruces representan el catolicismo y también las bebidas que actualmente colocamos en la ofrenda. Las calaveras surgen a final del siglo XlX y van de la mano de las ilustraciones que publicaba José Guadalupe Posada, quien también fue el creador de “La catrina”, nuestro símbolo más reconocido dentro y fuera del país.
Ahora nuestra tradición también es un reflejo de nuestro desarrollo como sociedad, hoy también es un referente a las mejores expresiones culturales que hay en el mundo.
¿Cuál es tu parte favorita de estas celebraciones?
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